El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo. Generalmente se produce cuando se acumula fluido en la parte delantera del ojo. El exceso de fluido aumenta la presión en el ojo y daña el nervio óptico.
El glaucoma es la causa principal de ceguera en personas mayores de 60 años. Frecuentemente, la ceguera debida al glaucoma puede prevenirse si se trata a tiempo.
En muchos de los casos el Glaucoma no presenta síntomas, es por eso que cada 6 meses es recomendable consultar con su oftalmólogo para revisar la presión intraocular para poder detectar a tiempo esta enfermedad silenciosa. Sin embargo una vez avanzada esta enfermedad puede presentar síntomas como:
El daño por glaucoma es permanente: no puede revertirse. Sin embargo, puede detenerse por medio de medicamentos y cirugía.
En general, el glaucoma se controla con gotas para los ojos. Estas gotas para los ojos, que se colocan a diario, disminuyen la presión en el ojo. Algunos de estos medicamentos lo hacen reduciendo la cantidad de fluido acuoso que produce el ojo. Otros disminuyen la presión ayudando a que el fluido atraviese mejor el ángulo de drenaje.
Existen dos tipos principales de cirugía láser para tratar el glaucoma. Estas ayudan a que el humor acuoso se drene del ojo. Estos procedimientos usualmente se realizan en el consultorio del oftalmólogo o en centros quirúrgicos ambulatorios.
Esta cirugía es para personas que sufren de glaucoma de ángulo abierto. El cirujano utiliza un rayo láser para hacer que el ángulo de drenaje funcione mejor. De esta manera el humor acuoso fluye adecuadamente y la presión dentro del ojo se reduce.
Este procedimiento es para personas que sufren de glaucoma de ángulo cerrado. El oftalmólogo utiliza un rayo láser para crear un pequeño orificio en el iris. Este orificio ayuda a que el humor acuoso fluya al orificio de drenaje.